Cataluña sigue en pos de su independencia
José M. Murià
L
a República de Cataluña ha derrotado a la monarquía del artículo 155. Así comenzó el presidente legítimo Carles Puigdemont su discurso de ayer en la madrugada, al saber el resultado de las elecciones habidas en su tierra, que le resultaron tan favorables.
Cabe recordar que estas elecciones fueron organizadas por los propios gobernantes de España, quienes abocaron todo lo que tenían, legítimo e ilegítimo, para
aniquilar al independentismo. Mariano Rajoy en persona hizo una campaña abierta contra los patriotas catalanes.
Pero su fracaso personal fue rotundo: el Partido Popular (fascistas comprobados de mediana edad) pasó en dos años de 8.4 a 4.2 por ciento, lo cual reduce de 11 a tres el número de sus diputados en el Parlament de Catalunya. Cabe contar que lo ayudó el llamado
alto vacío del neofranquismo: un tal Albiol, producto de la inmigración de gente muy pobre en la época de la dictadura y forjado en la peor corrupción que emanó de ésta.
El desecho de los
popularesfue recogido por el partido Ciudadanos, al cual Irene Selser –muy poco lúcida– se atreve definir como
liberal moderado, cuando es en realidad franquista juvenil… Éste obtuvo el primer lugar, encabezado por una mujer natural de Jerez de la Frontera e hija de castellanos que, por cierto, también destacaron como torturadores en su tiempo. Logró 36 diputados. En realidad el porcentaje en favor de los llamados
unionistaso
españolistasno es mucho mayor que el de hace dos años, tomando en cuenta que el número de votantes convocado por los partidarios del estado colonial creció sensiblemente…
Se necesita mucho estómago o una leche muy mala para enarbolar el triunfalismo del que hizo gala la señora Arrimada y, lamentablemente, secundaron algunos medios informativos y oficiales mexicanos, con los cuales
no ganamos para vergüenzas.
Sin embargo, la fuerza del estado neofascista español no está doblegada. Ello no puede perderse de vista y hace que resulte aún incierto el futuro de la democracia de Cataluña, invadida de policías y con gente en la cárcel y en el destierro por sus ideas, así como otros muchos medios de represión desatados. Pero el país está en pie de lucha y merece el respeto de todos los amantes de la libertad y de la democracia.
Para Armando G. Tejeda, periodista de verdad
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