MI EXPERIENCIA PERSONAL Failo Vazquez

 

MI EXPERIENCIA PERSONAL

La contienda electoral ha sido extenuante. 

Aunque pudiera decir, "por fortuna ya se terminó", me duele pensar que apenas comienza.

No es cosa de este sexenio. Los ataques a López Obrador tienen ya muchos años, y aunque era predecible que por su convicción y su mensaje, algún día habría de lograr su objetivo, muchos no lo creyeron, y mucho menos, lo aceptaron.

Al paso del tiempo, los incrédulos y los opositores a su ideologia, tuvieron que aceptar, a regañadientes, que el tabasqueño no estaba equivocado: logró formar un movimiento popular que no solo arrazó a los partidos tradicionales;

Conquistó a un pueblo que estaba ya cansado de falsas promesas y abusos descarados. De gobiernos alineados al poder económico y sometidos a los caprichos y exigencias de empresas trasnacionales que sin escrúpulo alguno, saqueaban las riquezas del país, en contubernio con un puñado de delincuentes de cuello blanco, que no tenían llenadero, ni respeto alguno por un pueblo sumido en una terrible desigualdad.

Con la llegada de López Obrador se tocaron, de manera muy sensible los intereses de grupos acostumbrados a medrar con el poder y eso ocasionó la embestida perversa de una oposición herida de muerte.

Es cierto, el riesgo de caer en un extremismo izquierdista, existe, pero es porque no han querido entender que fueron ellos quienes lo provocaron, y lo más increíble, es que no se den cuenta que solo haciendo un acto de verdadera contrición, es como podrían volver a recuperarse. Con insultos, con agravios, con calumnias, con burlas, con odio y con hashtags, no van a lograr sino hundirse más, porque,  pensando que el pueblo es tonto, no hacen más que mostrar que son más tontos que el pueblo.

La guerra apenas comienza, y para ganarla, no queda más que la estrategia utilizada durante miles de años: "SI NO PUEDES CON EL ENEMIGO, ÚNETE A ÉL".

Sí, aunque parezca incongruente, paradójico o contradictorio. Es momento de unirnos y desde adentro, lograr que nuestro país no se convierta en una dictadura, ni en un comunismo que ni el más necesitado o ignorante desea. México es un gran país y su gente no le pide nada a ningún ciudadano de los países más desarrollados. Aquí tenemos la libertad y la oportunidad de ser felices a la hora que queramos y no a la hora que lo permitan gobiernos basados en un consumismo irracional, en una disciplina militar o en una extrema condición climática que por lo general los lleva a la depresión o al abandono.

México es mucho más que los oscuros intereses que mueven mareas rosas y conciencias que antes eran correctas y se volvieron agresivas y en muchos casos groseras, por no decir que vulgares, y que luego se ofenden, después de haber ofendido hasta lo insoportable, a quien, o a quienes no piensan como ellos o como ellas.

La apabullante victoria de Morena, es un claro mensaje de lo  que quiere el pueblo. Un pueblo que ya no se chupa el dedo y que rechaza las mentiras, las ofensas, los insultos y las calumnias de una oposición que no tiene ideas, ni proyecto de nación. De una oposición que queriendo asustar con el petate del muerto, lo único que logró, fue unificar a las ordas morenistas que llenaron las casillas de votantes, ilusionando a los y las Xóchitlovers que al ver tantas multitudes, creyeron que eran seguidores de la hidalguense, pero que, ¡Oh, sorpresa! Iban a refrendar su apoyo a la 4T y a decirle a la ofensiva oposición que no creyeron sus mentiras y repudiaron sus ofensas.

Si no cambian el chip, pueden durar tres sexenios más y el resultado será el mismo o peor, pues mientras se desgarran las vestiduras y se solazan en actitudes

plañideras, la Cuarta Transformación está a nada de construir su segundo piso, y al paso que va, si la oposición no hace algo más patriota, no dudo ni tantito, que llegará al cuarto piso.  Échenle cuentas.

Failo Vázquez

Junio 5 de 2024