López Obrador exhibe su poderío con un baño de masas en el Estadio Azteca
El tres veces candidato convierte su acto de cierre de campaña en una celebración por anticipado del triunfo que le auguran las encuestas
México
El cierre de campaña de Andrés Manuel López Obrador fue la exhibición de músculo de quien lidera las encuestas.
Lo fue en el fondo y en las formas. En el fondo, porque antes de
aparecer en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, ante miles de
personas la noche de este miércoles, López Obrador estuvo en Tuxtla
Gutiérrez, capital de Chiapas, y en Tabasco, hablando a otra multitud a
casi 1.000 kilómetros de distancia. Fue el perfecto resumen del largo
peregrinaje que comenzó hace seis años y el epílogo a una extenuante
campaña en la que ha recorrido cientos de ciudades y pueblos.
El líder de la izquierda
se envolvió en la historia, en la personal y en la de México, y se citó
como ejemplo de honestidad capaz de cambiar el rumbo del país. “He
conducido mi vida con rectitud y esa honradez es con la que queremos
transformar México”, explicó. López Obrador insistió en que esta cuarta
transformación será pacífica, popular y radical: “Y que nadie se asuste
con lo de radical, que viene de raíz, se trata de cambiar el actual
régimen desde la base”, advirtió.
Durante casi una hora Obrador desgranó su
programa electoral: lucha contra la corrupción, fin de los privilegios,
rescate del campo o fin de la reforma energética, con un tono entre lo
solemne y lo triunfalista.
Como si fuera el fin de un largo viaje
dedicó muchos minutos a recordar a todos aquellos que lucharon por el
triunfo “que se logrará el domingo” y por el fin “de un régimen corrupto
y autoritario que llega a su fin”. Entre los que le han acompañado en
esta carrera de obstáculos citó a Salvador Nava, Cuauhtémoc Cárdenas,
Ifigenia Martínez o los escritores Fernando del Paso, Elena Poniatowska o
el fallecido Carlos Monsivais, entre otros.
El mitin en el estadio Azteca
fue también un alarde en las formas. Obrador logró reunir un día
laborable a más de 100.000 personas. Que un nuevo aire recorre la
candidatura del líder de Morena lo confirma que en 2006 y 2012 Obrador
también trató de cerrar en el estadio Azteca, pero la cadena Televisa,
dueña del recinto, no se lo rentó y sí lo hizo con Felipe Calderón y
Enrique Peña Nieto. Mucho ha cambiado desde entonces la situación para
que doce años después una de las fotografías más poderosas que dejan
tres meses de campaña es la del estadio de fútbol más grande del mundo
escuchando entusiasmado a su líder hablando ante una enorme bandera de
México.
El cierre de campaña de Obrador fue
también su respuesta a los que dudan de su estado de salud y le
atribuyen dolencias que se trata con un médico de Miami que llega cada
semana. Si lo hizo este miércoles no debería volver a separase de él. A
sus 64 años y tres mítines diarios, López Obrador mostró un buen estado
físico y habló con la energía de quien se sabe observado por la historia
La grada, repleta de gente llegada desde lugares
como Michoacán, Morelos, Hidalgo o Ciudad de México, aplaudió a rabiar
su propuesta de convertir la residencia oficial de Los Pinos en un centro cultural
y la de crear una constitución moral que dote de valores la vida
política. En plena comunión con el líder de la izquierda, el público
interrumpía cada intervención al grito de: “¡Es un honor estar con
Obrador!”. A todos ellos recordó que “no hay que confiarse” y que “aún
falta lo más importante: los votos”, insistió una y otra vez en
referencia a la elección del domingo.
López Obrador habló remarcando las pausas y
acentuando palabras como “nación”, "pueblo", “historia” o “cultura”,
desde en un templete ubicado en la portería en la que Maradona metió su
famoso gol con la mano a Inglaterra en la final del mundial de 1986.
32 años después, también el tabasqueño lleva
preparándose toda su vida para un fin de campaña como este, desde que en
1992 encabezó un movimiento de resistencia y marchó con cientos de
personas desde Tabasco a la Ciudad de México, cuando el PRI no quiso reconocer su victoria.
“Por todo lo que ha luchado y por su congruencia
es quien mejor representa al pueblo”, explicaba Teresa Estrada, una
maestra de 66 años que llegó desde la delegación Tlalpan en la Ciudad de
México. A su lado, Marco Antonio Cruz, un contable de 53 años,
disfrutaba el primer acto político al que acudía en su vida. “La gente
ha despertado. No podemos estar peor como país y muchos ya se
convencieron que no podemos seguir por el mismo camino”, resumía.
En esa idea insistieron tres jóvenes
simpatizantes de Tepozotlán (Estado de México) “Lo que más me ha llamado
la atención de su programa es la propuesta de amnistía para delitos
relacionados con el narcotráfico porque no podemos terminar con la
violencia con más violencia”, señaló Daniel, estudiante de Psicología. A
Jesús, sin embargo, le gusta que “Obrador presta mucha atención a los
jóvenes", y para Armando, estudiante de informática, “lo más urgente es
terminar con la corrupción”.
El propio López Obrador hizo énfasis en el apoyo
de los jóvenes durante su intervención: "Lo que son las cosas, soy el
candidato de más edad, pero los jóvenes, con su rebeldía, saben que
representamos lo nuevo, la modernidad".
A las casi cuatro horas que duró su cierre de
campaña no le faltó ninguno de los ingredientes necesarios para
convertir un mitin político más- en un país extenuado tras seis meses de
campaña- en una fiesta que apeló a las emociones. Una banda de música,
dos animadores, cantantes jarochos y vídeos motivacionales con algunas
de sus frases más repetidas : “Amor con amor se paga”, “estamos del lado
correcto de la historia” o “solo el pueblo salvará al pueblo”. La
cantante de música pop Belinda incorporó el toque frívolo a tanta
solemnidad. Hasta en eso han cambiado los mitines de López Obrador.
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